miércoles, 30 de noviembre de 2011

Resumen Primer tomo, sección cuarta, Capitulo 13(Parte II)

2.  Transferencia de valor de la maquinaria al producto

Como hemos visto, las fuerzas productivas que brotan de la cooperación y de la división del trabajo no le cuestan nada al capital. Son fuerzas naturales del trabajo social. Tampoco cuestan nada las fuerzas naturales de que se apropia para los procesos productivos: el vapor, el agua, etc. Pero, así como necesita un pulmón para respirar, el hombre, para poder consumir productivamente las fuerzas de la naturaleza, necesita también algún artefacto “hecho por su mano”. Para utilizar la fuerza motriz del agua se necesita una rueda hidráulica, para emplear la elasticidad del vapor una máquina de vapor, etc.

Y lo mismo que con las fuerzas naturales, acontece con la ciencia.

Una vez descubierta, la ley sobre las desviaciones de la aguja magnética dentro del radio de acción de una corriente eléctrica o la de la producción del fenómeno del magnetismo en el hierro circundado de una corriente de electricidad, no cuesta un céntimo.

Pero, para explotar estas leyes al servicio de la telegrafía, etc., hace falta un aparato complicado y costosísimo.

La máquina no desplaza, como veíamos, a la herramienta. Ésta, creciendo y multiplicándose, se convierte de instrumento diminuto del organismo humano en instrumento de un mecanismo creado por el hombre. En vez de hacer trabajar al obrero con su herramienta, el capital le hace trabajar ahora con una máquina que maneja ella misma su instrumental.

Por tanto, a primera vista es evidente que la gran industria, incorporando al proceso de producción las enormes fuerzas de la naturaleza y las ciencias naturales, tiene que reforzar extraordinariamente la productividad del trabajo; lo que ya no es tan evidente...es que esta  fuerza productiva reforzada se logre a costa de una intensificación redoblada de trabajo por la otra parte.

La maquinaria, como todo lo que forma parte del capital constante, no crea valor; se limita a transferir el valor que ella encierra al producto que contribuye a fabricar. (pag.316)
Conviene, en primer término, advertir que la maquinaria es absorbida siempre íntegramente por el proceso de trabajo y sólo de un modo parcial por el proceso de valorización. No añade nunca más valor que el que pierde por término medio mediante el desgaste. Pero, en la maquinaria, esta diferencia entre el uso y el desgaste es mucho  mayor que en la herramienta, ya que aquélla, por estar hecha de materiales sólidos, es de más larga duración; su empleo, presidido por leyes rigurosamente científicas, permite una mayor economía en el desgaste de sus elementos y medios de consumo; y, finalmente, su campo de producción es incomparablemente mayor que el de la herramienta.

Si deducimos de ambas, maquinaria y herramienta, su gasto diario medio, o sea, la parte de valor que añaden al producto por el desgaste medio diario y el consumo de materias auxiliares: aceite, carbón, etc., vemos que ambas actúan gratis, como si se tratase de simples fuerzas naturales sin mezcla de trabajo humano. Por tanto, cuanto mayor sea el radio productivo de acción de la maquinaria, comparado con el de la herramienta, mayor será también su margen de funcionamiento gratuito.

Al llegar a la gran industria, el hombre aprende a hacer funcionar gratis en gran escala, como una fuerza natural, el producto de su trabajo pretérito, ya materializado. (pag.317)

Al estudiar la cooperación y la manufactura, veíamos que ciertas condiciones generales de producción, como los edificios, etc, se economizaban por el empleo en común, comparadas con  las  condiciones fragmentarias de producción del obrero aislado, y que,
por tanto, encarecían menos al producto. En la maquinaria, no es sólo el cuerpo de una máquina de trabajo el que se usa  y consume  por  muchas  herramientas, sino la misma máquina motriz, con una parte del mecanismo de transmisión, la que se pone al servicio de muchas máquinas de trabajo conjuntamente. (pag.318)

Dada la proporción de valor transferido por la maquinaria al producto, la magnitud de esta parte depende de su propia magnitud de valor. Cuanto menos trabajo encierre, menos valor transferirá al producto. Y cuanto menos valor transfiera, más productiva será la máquina y, por tanto, más se acercará su rendimiento al de las fuerzas naturales. La producción de maquinaria mediante maquinaria reduce, en efecto, su valor, en proporción a su volumen y eficacia. (pag.319)

Si la producción de una máquina costase tanto trabajo como el que su empleo ahorra, es evidente que con ello no se haría más que operar un simple desplazamiento de trabajo, es decir, que la suma global del trabajo necesario para la producción de una mercancía no disminuiría, ni aumentaría tampoco la fuerza productiva del trabajo. Sin  embargo, la diferencia entre el trabajo que la máquina cuesta y el trabajo que ahorra, o el grado de su productividad, no depende, evidentemente, de la diferencia entre su propio valor y el valor de la herramienta que suple. La diferencia subsiste mientras el costo de trabajo de las máquinas, y, por tanto, la parte de valor incorporada por ellas al producto, sean inferiores al valor que el obrero añadiría al objeto trabajado manejando su herramienta.

Por consiguiente, la productividad de las máquinas se mide por el grado en que suplen la fuerza humana de trabajo. Allí donde el viejo método del ...estampado de percal a mano se sustituye por el estampado a máquina, una sola máquina, asistida por un hombre o un chico, estampa en una hora, a cuatro colores, la misma cantidad de tela que antes 200 hombres en el mismo espacio de tiempo. (pag.320)

Por tanto, suponiendo que una máquina cueste tanto como los salarios anuales de los 150 obreros desplazados por ella, digamos 3.000 libras esterlinas, estas 3.000 libras esterlinas no son, ni mucho menos, la expresión en dinero del trabajo desplegado e incorporado por los 150 obreros al objeto sobre que este trabajo versa, sino solamente de una parte de su trabajo anual, o sea, aquella que se representa para ellos mismos en los jornales. En cambio, el valor en dinero de la máquina, las 3.000 libras esterlinas, expresa todo el trabajo invertido durante su producción, cualquiera que sea la proporción en que este trabajo cree salario para los obreros y plusvalía para el capitalista. Por tanto, si la máquina cuesta lo mismo que la fuerza de trabajo que viene a suplir, el trabajo materializado en ella será siempre mucho más pequeño que el trabajo vivo que suple.

Considerada exclusivamente como medio de abaratamiento  del pro-(pag.321)ducto, el límite de aplicación de la maquinaria reside allí donde su propia producción cuesta menos trabajo que el trabajo que su empleo viene a suplir. Sin embargo, para el capital, este límite es más estricto. Como el capital no paga el trabajo invertido, sino el valor de la fuerza de trabajo aplicada, para él el empleo de la maquinaria tiene su límite en la diferencia entre el valor  de  la  máquina  y  el valor de la fuerza de trabajo suplida por ella.... diferencia....que  determina el  costo de producción de  la mercancía  para  el propio capitalista y la que actúa sobre él, mediante las leyes coactivas de la concurrencia. (pag.322)

lunes, 28 de noviembre de 2011

Resumen Primer tomo, sección cuarta, Capitulo 13(Parte I)

CAPÍTULO XIII

MAQUINARIA Y GRAN INDUSTRIA

1.  Desarrollo histórico de las máquinas

En sus Principios de Economía política, dice John Stuart Mill: “ Cabría preguntarse si todos los inventos mecánicos aplicados hasta el presente han facilitado en algo los esfuerzos cotidianos de algún hombre.” Pero la maquinaria empleada por el capitalismo no persigue ni mucho menos, semejante objetivo. Su finalidad, como la de todo otro desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, es simplemente rasar las mercancías y acortar la parte de la jornada en que el obrero necesita trabajar para si, y, de ese modo, alargar la parte de la jornada que entrega gratis al capitalista. Es sencillamente, un medio para la producción de plusvalía.

En la manufactura, la revolución operada en el régimen de producción tiene como punto de partida la fuerza de trabajo; en la gran industria, el instrumento de trabajo.

Hemos de investigar, por tanto, qué es lo que convierte al instrumento de trabajo de herramienta en máquina y en qué se distingue ésta del instrumento que maneja el artesano.

Los matemáticos y los mecánicos...definen la herramienta como una máquina simple y la máquina como una herramienta compuesta. No encuentran diferencias esenciales entre ambas y dan el nombre de máquinas hasta a las potencias mecánicas más simples, tales como la palanca, el plano inclinado, el tornillo, la cuña, etc. Sin embargo, desde el punto de vista económico, esta definición es inaceptable, pues no tiene en cuenta el elemento histórico.(pag.302) 

Toda maquinaria un poco desarrollada se compone de tres partes sustancialmente distintas: el mecanismo de movimiento, el mecanismo de transmisión y la máquina-herramienta o máquina de trabajo.

La máquina motriz es la fuerza propulsora de todo el  mecanismo.  Esta máquina puede engendrar su propia fuerza motriz como hace la máquina de vapor, la máquina de aire caliente, la máquina electro-magnética, etc.,  o recibir el impulso de una fuerza natural dispuesta al efecto, como la rueda hidráulica del salto de agua, las aspas del viento, etc.

El mecanismo de transmisión, compuesto por volantes, ejes, ruedas dentadas, espirales, fustes, cuerdas, correas, comunicaciones y artefactos de la más diversa especie, regula el
movimiento, lo hace cambiar de for-(pag.303)ma cuando es necesario, transformándolo por ejemplo de perpendicular en circular, lo distribuye y transporta a la máquina instrumental.

Estas dos partes del mecanismo que venimos describiendo tienen por función comunicar a la máquina-herramienta el movimiento por medio del cual ésta sujeta y modela el objeto trabajado. De esta parte de la maquinaria, de la máquina-herramienta, es de donde  arranca la revolución industrial del siglo XVIII. Y es de aquí donde tiene todavía su diario punto de partida la transformación constante de la industria manual o manufacturera en industria mecanizada.

Si observamos un poco de cerca la máquina-herramienta,...la verdadera máquina de trabajo, vemos reaparecer en ella, en rasgos generales,...los aparatos y herramientas con que trabajan el obrero manual y el obrero de la manufactura, con la diferencia de que, en vez de ser herramientas en manos de un hombre, ahora son herramientas mecánicas, engranadas en un mecanismo.

La herramienta se convierte de simple herramienta en máquina cuando pasa de manos del hombre a pieza de un mecanismo. Y la diferencia salta inmediatamente a la vista, aun cuando el hombre siga siendo el motor primordial.

El número de instrumentos de trabajo con que el hombre puede operar al mismo tiempo, está circunscrito por el número de los instrumentos naturales de producción con que cuenta, es decir, por el número de sus órganos físicos propios.(pag.304) Así, por ejemplo, en la rueca, el pie sólo interviene como fuerza motriz, mientras que la mano que trabaja en el huso lo hace girar, tuerce la hebra y ejecuta la verdadera operación de hilado.

La misma máquina de (pag.305) vapor, tal y como fue inventada a fines del siglo XVII, durante el período de la manufactura, y en la forma en que persistió hasta el año 1880, aproximadamente, no provocó ninguna revolución industrial. Fue, por el contrario, la creación de las máquinas-herramientas la que obligó a revolucionar la máquina de vapor. La máquina de que arranca la revolución industrial sustituye al obrero que maneja una sola herramienta por un mecanismo que opera con una masa de herramientas iguales o parecidas a la vez y movida por una sola fuerza motriz, cualquiera que sea la forma de ésta. En esto consiste la máquina, con la que nos encontramos aquí como elemento simple de la producción maquinizada.

Al ampliarse el volumen de la máquina de trabajo y multiplicarse el número de herramientas con que opera simultáneamente, se hace necesario un mecanismo motor más potente, y a su vez, este mecanismo, para poder vencer y dominar su propia resistencia, exige  una fuerza motriz más potente que la humana; aparte de que el hombre es un instrumento muy imperfecto de producción, cuando se trata de conseguir movimientos uniformes y continuos. De todas las grandes fuerzas motrices que nos lega el período manufacturero, la más imperfecta de todas es el caballo; por varias razones: porque los caballos no son siempre disciplinados, por su carestía y por el radio limitado de aplicación de estos animales en las fábricas. A (pag.306) pesar de todo esto, el caballo fue la fuerza motriz más extendida durante los años de la infancia de la gran industria, como lo atestigua...el hecho de que la fuerza mecánica se siga valorando hasta hoy en caballos de fuerza.

El viento era demasiado inconstante e incontrolable; en Inglaterra, cuna de la gran industria, el empleo de la fuerza hidráulica predominaba ya durante el período manufacturero. Ya en siglo XVII se había intentado accionar con una sola rueda hidráulica dos torniquetes y dos molinos. 

Sin embargo, también el empleo de la fuerza hidráulica como fuerza motriz predominante llevaba aparejadas ciertas dificultades. No podía aumentarse a voluntad ni se podía tampoco subvenir a su escasez, fallaba en ocasiones y, sobre todo, se hallaba sujeta a un sitio fijo.

Fue la segunda máquina de vapor de Watt, la llamada máquina doble, la que introdujo el primer motor cuya fuerza motriz se engendraba en su propio seno, alimentándola con carbón y agua y cuya potencia era controlable en un todo por el hombre; una máquina móvil, que brindaba un medio de locomoción, susceptible de ser utilizada en las ciudades y no sólo en el campo, como la rueda hidráulica, que permitía concentrar la producción en los centros urbanos en vez de dispersarla por el campo (pag.307) como aquélla, máquina universal por sus posibilidades tecnológicas de aplicación y relativamente poco supeditada en su aspecto geográfico a circunstancias de orden local.

El gran genio de Watt se acredita en la especificación de la patente expedida a su favor en abril de 1784, en la que su máquina a vapor no se presenta como un invento con fines especiales, sino como un agente general de la gran industria.

Ahora, una sola máquina motriz puede accionar muchas máquinas de trabajo al mismo tiempo. Al llegar aquí, hay que distinguir dos cosas: la cooperación de muchas máquinas semejantes y el sistema de maquinaria. (pag.308) Mas, para que exista verdadero sistema de maquinaria y no una serie de máquinas independientes, es necesario que el objeto trabajado recorra diversos procesos parciales articulados entre sí como otras tantas etapas y ejecutados por una cadena de máquinas diferentes, pero relacionadas las unas con las otras y que se complementen mutuamente. Aquí, volvemos a encontrarnos con aquella cooperación basada en la división del trabajo característica de la manufactura, pero ahora como combinación de diferentes máquinas parciales.(pag.309)

La máquina de trabajo combinada, que ahora es un sistema orgánico de diversas máquinas y grupos de máquinas, es tanto más perfecta cuanto más continuo es el proceso total, es decir, cuanto menores son las interrupciones que se deslizan en el tránsito de la materia (pag.310) prima desde la primera fase hasta la última y, por tanto, cuanto menor es la intervención de la mano del hombre en este proceso y la mayor la del mismo mecanismo, desde la fase inicial hasta la fase final.

Si en la manufactura el aislamiento de los procesos diferenciados es un principio dictado por la propia división del trabajo, en la fábrica ya desarrollada impera el principio de la continuidad de los procesos específicos.

Todo sistema de maquinaria, ya se base en la simple cooperación de máquinas de trabajo de la misma clase, como ocurre en las fábricas textiles, o en la combinación de máquinas distintas,  como en las fábricas de hilado, constituye ...un gran autómata. (pag.311)
La base técnica inmediata de la gran industria se halla...en la manufactura. Fue ella la que introdujo la maquinaria con que ésta pudo desplazar a la  industria  manual y manufacturera, en las ramas de producción de que primero se adueñó. Al llegar a una determinada fase de (pag.312) desarrollo, la gran industria se hizo, además, técnicamente incompatible con su base manual y manufacturera. La manufactura no podía lanzar al mercado, por ejemplo, máquinas como la moderna prensa de imprimir, el telar a vapor moderno y la moderna máquina de cardar.

Al  revolucionarse el régimen de producción en una rama industrial, ésta arrastra consigo a las otras. La revolución experimentada  por el régimen de producción agrícola e industrial determinó, a su vez, un cambio revolucionario en cuanto a las condiciones generales del proceso social de producción... en cuanto a los medios de comu-(pag.313)nicación  y  transporte.

Por todas estas razones, la gran industria no tuvo más remedio que apoderarse de su medio  característico de producción, de la máquina, y producir máquinas por medio de máquinas. De este modo, se creó su base técnica adecuada y se levantó sobre sus propios pies. En efecto, en los primeros decenios del siglo XIX, al desarrollarse la industria maquinizada, la maquinaria se fue adueñando paulatinamente de la fabricación de máquinas-herramientas. Sin embargo, fue en estos últimos tiempos cuando la construcción de los grandes ferrocarriles y la navegación transoceánica provocaron la creación de esas máquinas ciclópeas empleadas para construir los grandes mecanismos motores. (pag.314)

Al convertirse en maquinaria, los instrumentos de trabajo adquieren una modalidad material de existencia que exige la sustitución de la fuerza humana por las fuerzas de la naturaleza y de la rutina nacida de la experiencia por una aplicación consciente de las ciencias naturales.

En la manufactura, la división y articulación del proceso social del trabajo es puramente subjetiva, una simple combinación de obreros parciales; en el sistema basado en la maquinaria, la gran industria posee un organismo perfectamente objetivo de producción con que el obrero se encuentra como una condición material lista y acabada. (pag.315)

Por tanto, ahora es la propia naturaleza del instrumento de trabajo la que impone como una necesidad técnica el carácter cooperativo del proceso de trabajo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Resumen Primer tomo, sección cuarta, Capitulo 12.

CAPÍTULO XII

DIVISIÓN DEL TRABAJO Y MANUFACTURA

1.      Doble origen de la manufactura

La cooperación basada en la división del trabajo cobra forma clásica en la manufactura. Como forma característica del proceso capitalista de producción, este sistema impera durante el verdadero período manufacturero,...va desde mediados del siglo XVI hasta el último tercio de siglo XVIII.

La manufactura surge históricamente de dos modos.

Uno consiste en reunir en un solo taller bajo el mando del mismo capitalista a los obreros de diversos oficios independientes, por cuyas manos tiene que pasar el producto hasta su terminación. Así...un coche es el producto colectivo de los trabajadores de toda una serie de artesanos independientes: carreros, talabarteros, costureros, cerrajeros, latoneros, torneros, tapiceros, vidrieros, pintores, barnizadores, doradores, etc. La manufactura de coches reúne en un taller todos estos oficios y los entrelaza.

En un principio, la manufactura de coches no es más que una combinación de oficios independientes. Poco a poco, se va convirtiendo en un sistema de división de la producción de coches en las diversas operaciones especiales que la integran, cada una de las cuales se erige en función exclusiva de un obrero, siendo ejecutadas en conjunto por la colectividad de estos obreros parciales. Del mismo modo, mediante la combinación de diversos oficios bajo el mando del mismo capital, surgieron la manufactura de paños y toda otra serie de manufacturas.(pag.273) 

Pero la manufactura puede también nacer por un camino inverso, cuando el mismo capital reúne simultáneamente en el mismo taller a muchos oficiales que ejecutan el mismo trabajo o un trabajo análogo, que hacen, por ejemplo, papel o tipos de imprenta o agujas. Es un caso de cooperación en su forma más simple. Hasta que sobrevienen diversas causas externas, que obligan a utilizar de otro modo la concentración de los obreros en el mismo local y la simultaneidad de sus trabajos. Se requiere, por ejemplo, entregar dentro de un plazo una cantidad más o menos grande de mercancías terminadas. Para lograrlo, se distribuye el trabajo. En vez de hacer que un mismo oficial ejecute, unas tras otras, todas las operaciones, éstas se desglosan, se aíslan y separan en el espacio, confiándose cada una de ellas a un oficial distinto, para que entre todos, en régimen de cooperación, fabriquen la mercancía deseada.

Esta distribución que comienza siendo casual, se repite, acredita ventajas especiales, y, poco a poco, va cristalizando en sistema, bajo la forma de división del trabajo. De producto individual de un artesano independiente, que lo hace todo, la mercancía se convierte en producto social de una colectividad de artesanos, especializados cada uno de ellos en una operación parcial distinta.

Como se ve, los orígenes de la manufactura y su derivación del artesanado son dobles.

De una parte, la manufactura brota de la combinación de diversos oficios independientes, que mantienen su independencia y su aislamiento hasta el instante en que se convierten en otras tantas operaciones parciales y entrelazadas del proceso de producción de una misma (pag.273) mercancía. De otra parte, la manufactura brota de la cooperación de artesanos afines, atomizando su oficio individual en las diversas operaciones que lo integran y aislando éstas y haciéndolas independientes hasta que cada una de ellas se convierte en función  exclusiva y específica de un obrero.

Pero cualquiera que sea su punto de partida, su forma final es siempre la misma: la de un mecanismo de producción cuyos órganos son hombres.

Para comprender bien el alcance de la división del trabajo en la manufactura, es esencial no perder de vista los siguientes puntos.

En primer lugar, el análisis del proceso de producción en sus fases especiales coincide aquí por entero con la descomposición de un oficio manual en las diversas operaciones parciales que lo integran. Pero sean simples o complejas la ejecución de estas operaciones conserva su carácter manual, dependiendo por tanto de la fuerza, la destreza, la rapidez y la seguridad del obrero individual en el manejo de su herramienta.

El oficio manual sigue siendo la base de todo. Esta base técnica estrecha excluye un análisis verdaderamente científico del proceso de producción, ya que todo proceso parcial recorrido por el producto ha de ser necesariamente susceptible de ser ejecutado como trabajo parcial manual. Y esto, el hecho de que la pericia manual del operario forme aquí la base del proceso de producción, hace que cada obrero sólo se asimile una función parcial y que su fuerza de trabajo se convierta en órgano vitalicio de esta función. Finalmente, esta división del trabajo es una modalidad especial de cooperación, muchas de cuyas ventajas se derivan, no de esta forma específica de cooperación, sino de su carácter general.

2.  El obrero parcial y su herramienta

Si nos detenemos a analizar de cerca y en detalle este proceso, vemos ante todo que el obrero, reducido a ejecutar de por vida la misma sencilla operación, acaba por ver convertido todo su organismo en órgano automático y limitado de esta operación, la cual hace que necesite, para ejecutarla, menos tiempo que el oficial obligado a ejecutar por turno toda una serie de operaciones distintas. El obrero total combinado que forma el mecanismo viviente de la manufactura es, en realidad, una suma de obreros parciales y limitados de este tipo. Comparada con los oficios independientes la división del trabajo permite, pues, producir más en menos tiempo, o lo que es lo mismo, potencia la fuerza productiva del trabajo.
Además, los métodos del trabajo parcial se perfeccionan, al hacerse inde-(pag.274)pendientes, como otras tantas funciones exclusivas de diversos obreros. La repetición constante de las mismas operaciones concretas y la concentración de la mente en ellas enseñan, según lo demuestra la experiencia, a conseguir el efecto útil perseguido con el mínimo desgaste de fuerzas. Y como en la misma manufactura conviven y trabajan juntas siempre varias generaciones de obreros, los secretos técnicos del arte descubierto por unas van consolidándose, acumulándose y se transmiten a las siguientes. La manufactura crea...el virtuosismo del obrero especializado, reproduciendo y llevando a sus últimos límites, de un modo sistemático, en el interior del taller, la diferenciación elemental de las industrias con que se encuentra en la sociedad. (pag.275)

Aquí, la mayor productividad se debe, bien al mayor gasto de fuerza de trabajo en un espacio de tiempo dado, es decir, a la mayor intensidad del trabajo, bien a la disminución del empleo improductivo de fuerza de trabajo.

El rendimiento del trabajo no depende sólo del virtuosismo del obrero, sino que depende también de la perfección de las herramientas con que trabaja. La diferenciación de los instrumentos de trabajo, gracias a la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas especiales para cada aplicación concreta, y su especialización, que hace que estos instrumentos especiales sólo adquieren plena eficacia y den todo su rendimiento en manos de operarios parciales especializados, son dos rasgos característicos de la manufactura. (pag.276)

Con esto, la manufactura crea una de las condiciones materiales para el empleo de maquinaria, que no es más que una combinación de instrumentos simples.

El obrero especializado y su herramienta forman los elementos simples de la manufactura. Estudiemos ahora esta forma de producción vista en su conjunto.

3. Las dos formas fundamentales de la manufactura: manufactura heterogénea y manufactura orgánica.

La organización de la manufactura presenta dos formas fundamentales que, aunque a veces aparezcan combinadas, representan dos tipos esencialmente distintos y desempeñan un papel radicalmente distinto también, sobre todo por lo que se refiere a la transformación ulterior de la manufactura en la gran industria basada en el mecanismo. Este doble carácter responde a la naturaleza de los trabajos realizados. Unas veces, el objeto fabricado está compuesto por un conjunto puramente mecánico de productos parciales independientes; otras veces, es el resultado de una serie sucesiva de manipulaciones y procesos enlazados entre si.

Una locomotora...está formada por más de 5.000 piezas independientes. El reloj que comenzó siendo producto individual de un artesano de Nuremberg, fue convirtiéndose en el producto social de un conjunto de obreros parciales, encargados respectivamente de fabricar las piezas en bruto, los muelles, la esfera, el espiral, los agujeros en que van las piedras y las palancas con rubíes, las manillas, la caja, los tornillos y el dorado, trabajos que luego se subdividían en una larga serie de variedades...(pag.277)

El segundo tipo de manufactura, que es su forma más perfecta, produce artículos que recorren toda una serie de fases y procesos gradua- (pag.278)les, como ocurre por ejemplo con el alambre en las manufacturas de agujas, que pasa por las manos de 72 y hasta 92 obreros parciales especializados. Comparada con el artesanado, esta forma de producción supone un  aumento de  fuerza productiva, aumento que tiene su origen en el
carácter  cooperativo  general  de  la  manufactura. El  obrero  colectivo,  formado por
la combinación de obreros detallistas, tira del alambre con una parte de sus muchas manos, armadas de instrumentos, a la par que con otras manos y otras herramientas lo estira, lo corta, lo aguza, etc. Esto permite suministrar más mercancías acabadas en el mismo tiempo.

Es cierto que aquella simultaneidad responde a la forma cooperativa general del proceso colectivo de trabajo, pero la manufactura no se limita a recoger y continuar las condiciones(pag.279) de la cooperación tal y como las encuentra, sino que en parte las crea desglosando el trabajo artesanal. Por otra parte, si consigue esta organización social del proceso de trabajo, es a costa de encadenar siempre al mismo obrero a la ejecución del mismo detalle. El resultado del trabajo de unos forma el punto de partida del resultado del trabajo de otros.

La experiencia se encarga de señalar el tiempo de trabajo necesario para la consecución del efecto útil apetecido en cada proceso parcial, y el mecanismo total de la manufactura descansa sobre la premisa de que en un tiempo de trabajo dado se puede alcanzar un resultado dado. Sin esta premisa, no podrían interrumpirse ni empalmarse en el tiempo y en el espacio los diversos procesos de trabajo que se complementan los unos a los otros.

Es evidente que esta interdependencia directa de los trabajos y, por tanto, de los obreros que los ejecutan, obliga a éstos a no invertir en su función más que el tiempo estrictamente necesario para realizarla, con lo que se establecen una continuidad, una uniformidad, una regularidad, una reglamentación, y sobre todo una intensidad del trabajo completamente distintas a las de los oficios independientes e incluso a las de la cooperación simple.

En el régimen de producción de mercancías, la concurrencia impone como norma imperativa la de que en la fabricación de una mercancía no se invierta nunca más que el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción, puesto que, para decirlo en términos superficiales, cada productor tiene que vender sus mercancías a los precios del mercando.

En la manufactura, la fabricación de una determinada cantidad de productos en un tiempo determinado es una ley técnica del propio proceso de producción.

Sin embargo, diversas operaciones exigen distinto tiempo y suministran, por tanto, en el mismo tiempo, cantidades distintas de productos parciales. Por consiguiente, para que el mismo obrero pueda ejecutar día tras día la misma operación, es necesario que, tratándose de operaciones distintas, se emplee un número proporcional y distinto de obreros; por ejemplo, en una manufactura de tipos de imprenta, en la que el fundidor funde 2.000 tipos a la hora, l rompedor rompe 4.000 y el frotador pule 8.000, la proporción deberá ser de 4 fundidores y 2 rompedores por 1 frotador. (pag.280)  Este régimen desarrolla, a la par con la ramificación cualitativa, la regla cuantitativa y la proporcionalidad del proceso social del trabajo. (pag.281)

Pero a pesar de las muchas ventajas que la manufactura combinada supone, ésta no llega a adquirir jamás, sobre sus propias bases, una verdadera unidad técnica. Para ello, tiene que transformarse en industria maquinizada.

Durante el período manufacturero, que en seguida de aparecer proclama como principio consciente la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de una mercancía, va desarrollándose esporádicamente el empleo de máquinas, sobre todo para ciertos procesos primarios simples, susceptibles de ser ejecutados en masa y con gran despliegue de fuerzas. Así, por ejemplo, en las manufacturas papeleras se introducen muy pronto los molinos de papel, destinados a triturar los trapos, y en la industria metalúrgica los llamados molinos quebranta-(pag.282) dores, destinados a triturar el mineral.

La época del artesanado nos entrega las grandes invenciones la brújula, la pólvora, la imprenta y el reloj automático. Pero en líneas generales, la maquinaria desempeña todavía en esta época aquella función secundaria que Adam Smith le asigna a la par de la división del trabajo. La maquinaria específica del período de la manufactura es, desde luego, el mismo obrero colectivo, producto de la combinación de muchos obreros parciales. (pag.283)

La limitación y hasta la imperfección del obrero parcial son las que determinan su perfección como miembro o parte integrante del organismo obrero total. Como las funciones del obrero colectivo son unas veces más sencillas y otras más complicadas, más primitivas o más desarrolladas, reclaman de sus órganos, de los obreros individuales, grados muy distintos de desarrollo, razón por la cual éstos poseen un valor muy diverso. De este modo, la manufactura va creando una jerarquía de fuerzas de trabajo, a la que corresponde una escala o gradación de salarios.
           
La manufactura crea, pues, en todos los oficios, una clase especial de obreros, la de los llamados peones, que no tenían cabida en la industria artesana. A la par que fomenta hasta el virtuosismo las especialidades parciales y detallistas a costa de la capacidad conjunta de trabajo, convierte en especialidad la ausencia de toda formación. La escala jerárquica del trabajo se combina con la división pura y simple de los obreros en obreros especializados y peones. Los gastos de educación de éstos desaparecen; los de los primeros disminuyen respecto (pag.284) al artesanado, al simplificarse sus funciones. El resultado, en ambos casos, es la disminución del valor de la fuerza de trabajo.

Hay, sin embargo, una excepción, que se da cuando el desdoblamiento del proceso de trabajo crea nuevas funciones complejas, que no se daban o no podían darse con la misma extensión en la industria artesana.

4. División del trabajo dentro de la manufactura y división del trabajo dentro de la sociedad.

Hemos estudiado...los orígenes de la manufactura, luego sus elementos simples, el obrero parcial y su herramienta, y finalmente su mecanismo de conjunto. Ahora, examinaremos rápidamente la relación que existe  entre la división del trabajo en la manufactura y la división del trabajo en la sociedad, como base general de la producción de mercancías. Si nos fijamos en el trabajo mismo, podemos considerar la división de la producción social en sus grandes sectores, la agricultura, la industria, etc., como división del trabajo en general, la clasificación de estos sectores en categorías y subcategorías como  división  del  trabajo en particular, y la división del trabajo establecida dentro de un taller como división del trabajo en el caso concreto.

La división del trabajo dentro de la sociedad, con la consiguiente adscripción de los individuos a determinadas órbitas profesionales, se desarrolla, al igual que la división del trabajo dentro de la manufactura, arrancando de puntos de partida contrapuestos.

Dentro de la familia, (pag.285) y más tarde, al desarrollarse ésta, dentro de la tribu, surge una división natural del trabajo, basada en las diferencias de edades y de sexo, es decir, en causas puramente fisiológicas, que, al dilatarse la comunidad, al crecer la población y, sobre todo, al surgir los conflictos entre diversas tribus, con la sumisión de unas por otras, va extendiéndose su radio de acción.De otra parte, brota...el intercambio de productos en aquellos puntos en que entran en contacto diversas familias, tribus y comunidades, pues en los orígenes de la civilización no son los individuos los que tratan, sino las familias, las tribus, etc.

Diversas comunidades descubren en la naturaleza circundante diversos medios de producción y diversos medios de sustento. Por tanto, su modo de producir, su modo de vivir y sus productos varían. Estas diferencias naturales son las que, al entrar en contacto unas comunidades con otras, determinan el intercambio de los productos respectivos y, por tanto, la gradual transformación de estos productos en mercancías.

No es el cambio el que crea la diferencia entre las varias órbitas de producción; lo que hace el cambio es relacionar estas órbitas distintas las unas de las otras; convirtiéndolas así en ramas de una producción global de la sociedad unidas por lazos más o menos estrechos de interdependencia.

Allí donde la división fisiológica del trabajo sirve de punto de partida, los órganos especiales de una unidad cerrada y coherente se desarticulan los unos de los otros, se fraccionan – en un proceso de desintegración impulsado primordialmente por el intercambio de mercancías  con otras comunidades – y se independizan hasta un punto en que el cambio de los productos como mercancías sirve de agente mediador de enlace entre los diversos trabajos.

La base de todo régimen de división del trabajo un poco desarrollado y condicionado por el intercambio de mercancías  es la separación entre la ciudad y el campo. Puede decirse que toda la historia económica de la sociedad se resume en la dinámica de este antagonismo, en cuyo análisis no podemos detenernos aquí. (pag.286)

Como la producción y circulación de mercancías son la premisa de todo régimen capitalista de producción, la división manufacturera del trabajo requiere que la división del trabajo dentro de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez. A su vez, la división del trabajo en la manufactura repercute en la división del trabajo dentro de la sociedad, y la impulsa y multiplica. Al diferenciarse los instrumentos de trabajo, se diferencian cada vez más las industrias que los producen. La explotación manufacturera, encargada de fabricar todas las especialidades, da un nuevo impulso a la división territorial del trabajo, que circunscribe deter-(pag.287)minadas ramas de producción a determinadas regiones de un país.

La expansión del mercado mundial y el sistema colonial, que figuran entre las condiciones generales del sistema, suministran al período manufacturero material abundante para el régimen de división del trabajo dentro de la sociedad. Sin embargo, a pesar de las grandes analogías y de la concatenación existentes entre la división del trabajo dentro de la sociedad y la división del trabajo dentro de un taller, media entre ambas una diferencia no solo de grado, sino de esencia.

Donde más palmaria aparece la analogía es allí donde un vínculo interno une a varias ramas industriales. Así...el ganadero produce pieles, el curtidor las convierte en cuero y el zapatero hace de éste botas. Como se ve, cada uno de estos tres industriales fabrica  un producto gradual distinto y la mercancía final resultante es el producto combinado de sus trabajos específicos.

Pero, ¿ qué es lo que enlaza los trabajos independientes del ganadero, el curtidor y el zapatero ? El hecho de que sus productos respectivos tengan (pag.288) la consideración de mercancías.¿ Qué caracteriza, en cambio, a la división manufacturera del trabajo ? El hecho de que el obrero parcial no produce mercancías. Lo que se convierte en mercancía es el producto común de todos ellos.

La división del trabajo dentro de la sociedad se opera por medio de la compra y venta de los productos de las diversas ramas industriales; los trabajos parciales que integran la manufactura se enlazan por medio de la venta de diversas fuerzas de trabajo a un capitalista, que las emplea como una fuerza de trabajo combinada.

La división manufacturera del trabajo supone la concentración de los medios de producción en manos de un capitalista; la división social del trabajo supone el fraccionamiento de los medios de producción entre muchos productores de mercancías independientes los unos de los otros.

Claro está que las diversas esferas de producción procuran mantenerse constantemente en equilibrio...Pero esta tendencia constante de las diversas esferas de producción a mantenerse en equilibrio sólo se manifiesta como reacción contra el desequilibrio constante. La norma que en el régimen (pag.289) de división del trabajo dentro del taller se sigue a priori, como un plan establecido, en la división del trabajo dentro de la sociedad sólo rige a  posteriori, como una ley natural interna, muda, perceptible tan sólo en los cambios barométricos de los precios del mercado y como algo que se impone al capricho y a la arbitrariedad de los productores de mercancías.

La división del trabajo en la manufactura supone la autoridad incondicional del capitalista sobre hombres que son otros tantos miembros de un mecanismo global de su propiedad; la división social del trabajo enfrenta a los productores independientes de mercancías que no reconocen más autoridad que la de la concurrencia, la coacción que ejerce sobre ellos la presión de sus mutuos intereses...Por eso la misma conciencia burguesa, que festeja la división manufacturera del trabajo, la anexión de por vida del obrero a faenas de detalle y la supeditación incondicional de estos obreros parcelados al
capital como una organización del trabajo que incrementa la fuerza productiva de éste, denuncia con igual clamor todo lo que suponga una reglamentación y fiscalización consciente de la sociedad  en el  proceso  social de producción como si se tratase de una usurpación de los derechos inviolables de propiedad, libertad y libérrima “genialidad” del capitalista individual. En la sociedad del régimen capitalista de producción, la anarquía de la división social del trabajo y el despotismo de la división del trabajo en la manufactura se condicionan recíprocamente;...(pag.290)

Mientras que la división del trabajo dentro de la estructura total de una sociedad, se hallase o no condicionada al cambio de mercancías, es inherente a los tipos económicos más diversos de sociedad, la división manufacturera del trabajo constituye una creación peculiar y específica del régimen capitalista de producción.

5. Carácter capitalista de la manufactura

La existencia de un número relativamente grande de obreros que trabajan bajo el mando del mismo capital es el punto natural y primitivo de partida de la cooperación en general, y de la manufactura en particular. (pag.292) A su vez, la división manufacturera del trabajo convierte en necesidad técnica la incrementación del número de obreros empleados. Ahora, es la división del trabajo reinante la que prescribe a cada capitalista el mínimo de obreros que ha de emplear.

Ahora bien; al crecer el capital variable, tiene que crecer también necesariamente el capital constante, y al aumentar de volumen las condiciones comunes de producción, los edificios, los hornos, etc., tienen que aumentar, y mucho más rápidamente que la nómina de obreros, las materias primas. La masa de éstas, absorbida en un tiempo dado por una cantidad dada de trabajo, aumenta en la misma proporción en que aumenta, por efecto de su división, la fuerza productiva del trabajo.

Por tanto, el volumen mínimo progresivo del capital concentrado en manos de cada capitalista, o sea, la transformación progresiva de los medios de vida y de los medios de producción de la sociedad en capital, es una ley que brota del carácter técnico de la manufactura.

El mecanismo social de producción, integrado por muchos obreros individuales parcelados, pertenece al capitalista. Por eso la fuerza productiva que brota de la combinación de los trabajos se presenta como virtud productiva del capital. Mientras que la cooperación simple deja intacto, en general, el modo de trabajar de cada obrero, la manufactura lo revoluciona desde los cimientos hasta el remate y muerde en la raíz de la fuerza de trabajo individual. (pag.293)

En sus orígenes, el obrero vendía la fuerza de trabajo al capitalista por carecer de los medios materiales para la producción de una mercancía; ahora, su fuerza individual de trabajo se queda inactiva y ociosa si no la vende al capital. Lo que los obreros parciales pierden, se concentra, enfrentándose con ellos, en el capital.

Es el resultado de la división manufacturera del trabajo al erigir frente a ellos, como propiedad ajena y poder dominador, las potencias espirituales del proceso material de producción. Este proceso de disociación comienza con la cooperación simple, donde el capitalista representa frente a los obreros individuales la unidad y la voluntad del cuerpo social del trabajo.

El proceso sigue avanzando en la manufactura, que mutila al obrero, al convertirlo en obrero parcial. Y se remata en la gran industria, donde la ciencia es separada del trabajo como potencia independiente de producción y aherrojada al servicio del capital. (pag.294)

La cooperación basada en la división del trabajo, o sea, la manufactura, es, en sus orígenes, una manifestación elemental. Tan pronto como cobra alguna consistencia y amplitud, se convierte en una forma consciente, reflexiva y sistemática del régimen capitalista de producción. Y si esta forma cambia, es siempre, salvo en manifestaciones secundarias, al operarse una revolución en los instrumentos de trabajo. (pag.296)

Como forma específicamente capitalista del proceso social de producción – que, apoyándose en las bases preestablecidas, sólo podía seguirse desarrollando bajo la forma capitalista – , esta organización no es más que un método especial de creación de plusvalía relativa, un procedimiento para incrementar las ganancias del capital – la llamada riqueza social, “riqueza de las naciones”, etc. –  a costa de los obreros. Este método no sólo desarrolla la fuerza productiva social del trabajo para el capitalista exclusivamente, en vez de desarrollarla para el obrero, sino que, además, lo hace a fuerza de mutilar al obrero individual. Crea nuevas condiciones para que el capital domine sobre el trabajo. Por tanto, aunque por un lado represente un progreso histórico y una etapa necesaria en el proceso económico de formación de la sociedad, por otro lado es un medio de explotación civilizada y refinada. (pag.297)

La diferenciación entre las ramas de producción social hace que las mercancías se fabriquen mejor; los diversos instintos y talentos de los hombres buscan campo apropiado para desenvolverse, y, sin restringirse es imposible hacer nunca nada importante. Por tanto, la división del trabajo perfecciona el producto y el productor. (pag.298)
Como la pericia manual del operario es la base de la manufactura y el mecanismo total que en ella funciona no posee un esqueleto objetivo independiente de los propios obreros, el capital tiene que luchar constantemente con la insubordinación de los asalariados. Además, la manufactura no podía abarcar la producción social en toda su extensión, ni revolucionarla en su entraña. Su obra de artificio económico se vio coronada por la vasta red del artesanado urbano y de la industria doméstica local. Al alcanzar cierto grado de desarrollo, su propia base técnica, estrecha, hízose incompatible con las necesidades de la producción que ella misma había creado. (pag.300)

Uno de los frutos más acabados era el taller de fabricación de los propios instrumentos de trabajo, y sobre todo de los aparatos mecánicos complicados, que ya comenzaban a emplearse. Este producto de la división manufacturera del trabajo producía, a su vez, máquinas. Y la máquina pone fin a la actividad manual artesana como principio normativo de la producción social. De este modo se consiguen dos cosas. Primero, desterrar la base técnica en que apoyaba la anexión de por vida del obrero a una función parcial. Segundo, derribar los diques que este mismo principio oponía al imperio del capital. (pag.301)

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Resumen Primer tomo, sección cuarta, Capitulo 11.

CAPÍTULO XI

COOPERACIÓN

Como veíamos, la producción capitalista comienza, en realidad, allí donde un capital individual emplea simultáneamente un numero relativamente grande de obreros; es decir, allí donde el proceso de trabajo presenta un radio extenso de acción, lanzando al mercado productos en una escala cuantitativa relativamente grande.
La producción capitalista tiene, histórica y lógicamente, su punto de partida en la reunión de un número relativamente grande de obreros que trabajan al mismo tiempo, en el mismo sitio ( o, si se prefiere, en el mismo campo de trabajo ), en la fabricación de la misma clase de mercancías y bajo el mando del mismo capitalista.
Por lo que se refiere al régimen de producción, vemos que la manufactura, por ejemplo, apenas se distingue en sus orígenes de la industria gremial del artesanado más que por el número de obreros empleados al mismo tiempo y por el mismo capital, número que en la manufactura es mayor. No se ha hecho más que ampliar el taller del maestro artesano.
Por tanto, en un principio, la diferencia es meramente cuantitativa.
Veíamos que la masa de plusvalía  producida por un capital dado era igual a la plusvalía rendida por cada obrero multiplicada por el número de obreros simultáneamente empleados.
El número de obreros no altera para nada...la cuota de plusvalía o grado de explotación de la fuerza de trabajo. Y, desde el punto de vista de la producción de valor de mercancías en general, parece que los cambios cualitativos operados en el proceso de trabajo debieran ser indiferentes. Así se desprende de la naturaleza del valor.
Si representamos por 6 chelines una jornada de trabajo de 12 horas, 1.200 jornadas de trabajo de 12 horas se representarán por 6 chelines  x  1.200. En el segundo caso, se incorporan al producto 12 x 1.200 horas de trabajo; en el primer caso, sólo se incorporan 12. En la producción de valor los muchos sólo cuentan como la suma de factores adicionados. Para estos efectos, lo mismo da, pues, que 1.200 obreros produzcan aislada o conjuntamente, bajo el mando del mismo capital.
Sin embargo, dentro de ciertos límites, la cosa cambia.
El trabajo materializado en el valor es trabajo de calidad social media, aplicación de una fuerza media de trabajo. Pero para obtener una magnitud media, es necesario reunir muchas magnitudes individuales diversas de la misma especie.
Dentro de la misma rama industrial, cada obrero individual, Pedro o Pablo, difiere más o menos del tipo medio de obrero. Estas divergencias individuales, que matemáticamente se llaman “errores”, se compensan y desaparecen  en cuanto se reúne un número relativamente grande de obreros. Y el famoso sofista y sicofante Edmund Burke llega a asegurarnos, como fruto de su experiencia práctica de colono, que basta (pag.259)  “un grupo tan insignificante” como 5 braceros para que se comprendan todas las diferencias individuales en el trabajo...No entraremos a discutir esto, pero lo cierto es que la jornada  total  de  trabajo de un número relativamente grande de obreros que trabajen simultáneamente, dividida por el numero de obreros empleados, representa de por sí una jornada de trabajo social medio. (pag.260)  
Por tanto, el empresario individual, si quiere acogerse íntegramente a la ley de la valorización, tiene que producir como capitalista, poniendo en acción desde el primer momento, trabajo social medio.
El empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros revoluciona también las condiciones objetivas del proceso de trabajo, aunque el régimen de trabajo no varíe.
Esto permite utilizar colectivamente en el proceso de trabajo los edificios en que se congregan muchos obreros, los almacenes para las materias primas, los recipientes, los instrumentos, aparatos, etc., que prestan servicio simultáneamente o por turno; en suma, toda una parte de los medios de producción.
De un lado, el valor de cambio de las mercancías, incluyendo por tanto los medios de producción, no aumenta  ni mucho menos porque se explote más intensivamente su valor de uso, y de otra parte, crece la escala de los medios de producción usados colectivamente.
El taller en que trabajan 20 tejedores con sus 20 telares tiene necesariamente que ser más espacioso que el cuarto en que trabaja un tejedor por su cuenta con dos oficiales. Sin embargo, el producir un taller para 20 personas cuesta menos trabajo que el producir 10 talleres para dos personas cada uno, por tanto, el valor de los medios de producción colectivos y concentrados en masa no aumenta en proporción a su volumen ni a su utilidad.
Los medios de producción empleados colectivamente transfieren al producto individual una parte más pequeña de valor, por dos razones: porque el valor total que transfieren se reparte entre una masa mayor de productos y porque estos elementos entran en el proceso de producción con un valor que, si bien en términos absolutos es mayor, en términos relativos y ateniéndonos a su radio de acción es más reducido.
De este modo, disminuye una parte integrante del valor del capital constante, disminuyendo también...en proporción a su magnitud, el valor total de la mercancía. El resultado es el mismo que si los medios de producción de la mercancía se produjesen más baratos.
Esta economía en el empleo de los medios de producción proviene exclusivamente de su aplicación colectiva en el proceso de trabajo de muchos.
Y para que revistan este carácter, como condiciones del trabajo social o condiciones sociales del trabajo, a diferencia de los medios de producción desperdigados y relativamente costosos de toda una serie de obreros o maestros artesanales independientes, basta con que coincidan geográficamente en los mismos locales muchos obreros, sin necesidad de que trabajen al unísono.
Una parte de los instrumentos de trabajo asume carácter social antes de que lo asuma el mismo proceso de trabajo. (pag.261)   
La economía de los medios de producción puede enfocarse... desde dos puntos de vista. Uno es el del abaratamiento de las mercancías, reduciendo con ello el valor de la fuerza de trabajo. Otro, aquel en que modifica la proporción entre la plusvalía y el capital total desembolsando, o sea, la suma del valor de los elementos constantes y variables de éste. Este último punto sólo podrá ser estudiado en la Sección primera del Libro tercero de esta obra, donde, por razones sistemáticas, trataremos de ciertos aspectos  que tendrían su lugar aquí. La marcha del  análisis  nos obliga a desarticular el tema, aparte de que este descoyuntamiento refleja el espíritu de la producción capitalista.
La forma del trabajo de muchos obreros coordinados y reunidos con arreglo a un plan en el mismo proceso de producción o en procesos de producción distintos, pero enlazados, se llama cooperación.
...la suma mecánica de fuerzas de los diversos obreros es algo sustancialmente distinto de la potencia social de fuerzas que desarrollan muchos brazos coordinados simultáneamente en la misma operación indivisa: levantar un peso, hacer girar una manivela, retirar un obstáculo del camino, etc. En estos casos, el fruto del trabajo combinado no podría alcanzarse por el trabajo individual o sólo podría alcanzarse en un plazo de tiempo mucho más largo o en una escala diminuta.
La cooperación no tiende solamente a potenciar la fuerza productiva individual, sino crear una fuerza productiva nueva, con la necesaria característica de fuerza de masa.
Aparte de la nueva potencia de fuerzas que brota de la fusión de muchas energías en una, el simple contacto social engendra en la mayoría de los trabajos productivos una emulación y una excitación especial de los espíritus vitales, que exaltan la capacidad individual de rendimiento de cada obrero, razón por la cual doce personas reunidas rinden en una jornada simultánea de trabajo de 144 horas un producto total muy su- (pag.262) perior al que esos mismos obreros rendirían trabajando aisladamente durante 12 horas o al que tendría un obrero que trabajase 12 días seguidos.
La razón de esto reside en que el hombre es, por naturaleza, si no un animal político, como entiende Aristóteles, por lo menos un animal social.
Aunque los muchos obreros congregados ejecutan simultáneamente el mismo trabajo o un trabajo de la misma clase, puede ocurrir que los trabajos individuales de los distintos obreros, considerados como partes del trabajo colectivo, representen diversas fases del proceso de trabajo, fases que el objeto elaborado recorrerá rápidamente gracias a la cooperación. Así...cuando los peones albañiles forman una cadena de manos para subir los ladrillos desde el suelo hasta lo alto del andamio, cada peón realiza el mismo trabajo y, sin embargo, estos trabajos forman otras tantas partes continuas de una operación total, otras tantas fases que cada ladrillo tiene que recorrer en el proceso de trabajo y por medio de las cuales las 24 manos del obrero colectivo, suponiendo que sean 24, lo expiden a lo alto del andamio mucho más rápidamente de lo que lo harían  las dos manos de un solo obrero, que tuviese que subir y bajar al andamio cada vez. El objeto sobre que recae el trabajo recorre el mismo trecho en un espacio de tiempo  menor.(pag.263)
En los casos en que se trata de procesos de trabajo complejos, la simple existencia de una masa de obreros coordinados permite distribuir entre diversos brazos y, por tanto, ejecutar simultáneamente las diversas operaciones, acortándose con ello el tiempo de trabajo necesario para la fabricación del producto total. (pag.264)
De una parte, la cooperación permite extender el radio de acción del trabajo, siendo...indispensable en toda una serie de procesos de trabajo por la concatenación geográfica del objeto sobre que el trabajo recae: desecación de tierras, canalización, irri-gación, construcción de diques, calles, líneas ferroviarias, etc. De otra parte, este régimen permite reducir  en  el  espacio la zona de producción, en proporción a la escala de ésta.

La jornada de trabajo combinada produce cantidades mayores de valores de uso que produciría la suma de otras tantas jornadas de trabajo individuales, disminuyendo...el tiempo de trabajo necesario para conseguir una determinada finalidad útil. Unas veces, esta intensificación de la fuerza productiva proviene del hecho de que la jornada combinada aumenta la potencia mecánica del trabajo; otras veces, extiende su radio de acción, o reduce el campo geográfico de producción en proporción a la escala de ésta; otras, se trata de poner en acción mucho trabajo en poco tiempo, para aprovechar los momentos críticos.
Además, este régimen de trabajo fomenta la emulación entre los obreros y pone en tensión sus energías; da a los trabajos análogos de muchos un sello de continuidad y polifacetismo; permite ejecutar simultáneamente distintas operaciones; economiza medios de producción, permitiendo emplearlos colectivamente; imprime al trabajo individual el carácter de trabajo social medio: en resumen, la fuerza productiva específica de la jornada de trabajo combinada es la fuerza productiva social del trabajo o la fuerza productiva del trabajo social.
Esta fuerza productiva brota de la misma cooperación. Al coordinarse de un modo sistemático con otros, el obrero se sobrepone a sus limitaciones individuales y desarrolla su capacidad de creación.
Ahora bien; si ningún obrero puede cooperar directamente con otro (pag.265) sin trabajar junto a él, siendo por tanto la aglomeración de obreros dentro de un cierto espacio condición indispensable de la cooperación, los obreros asalariados no pueden cooperar a menos que los emplee simultáneamente el mismo capital, el mismo capitalista, para lo cual éste ha de comprar, simultáneamente también, sus fuerzas de trabajo.
Por tanto, el número de obreros que cooperen...depende ante todo del volumen de capital que el capitalista pueda invertir en comprar fuerzas de trabajo; es decir, de la medida en que cada capitalista disponga de los medios de subsistencia de muchos obreros.
Y lo mismo que con el capital variable, acontece con el capital constante.
La cooperación de obreros asalariados tiene...como condición material la concentración de grandes masas de medios de producción en manos de cada capitalista, y el alcance de la cooperación o la escala de producción depende del grado de concentración de estos elementos.
Con la cooperación de muchos obreros asalariados, el mando del capital se convierte en requisito indispensable del propio proceso de trabajo, en una verdadera condición material de la producción. Hoy, las órdenes del capitalista en la fábrica son algo tan indispensable como las órdenes del general en el campo de batalla.
Todo trabajo directamente social o colectivo en gran escala, requiere en mayor o menor medida una dirección que establezca un enlace armó-(pag.266)nico entre las diversas actividades individuales y ejecute las funciones generales que brotan de los movimientos del organismo productivo total, a diferencia de los que realizan los órganos individuales. Un violinista solo se dirige él mismo, pero una orquesta necesita  un director.
Esta función de dirección, de vigilancia y enlace, se convierte en función del capital tan pronto como el trabajo sometido a él reviste carácter cooperativo. Como función específica del capital, la función directiva asume también una importancia específica.
El motivo propulsor y la finalidad determinante del proceso de producción capitalista son, ante todo, obtener la mayor valorización posible del capital, es decir, hacer que rinda la mayor plusvalía posible y que, por tanto, el capitalista pueda explotar  con la mayor intensidad la fuerza de trabajo. Al crecer la masa de obreros empleados simultáneamente, crece su fuerza de resistencia, aumentando también...la presión del capital para vencerla.
El papel directivo del capitalista no es solamente una función especial que se desprende de la naturaleza del proceso social del trabajo...es también una función de explotación en el proceso social del trabajo, función determinante por el inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación. Al crecer el volumen de los medios de producción que se enfrentan con el obrero asalariado como propiedad ajena, crece también la necesidad de fiscalizar su empleo, evitando que se malgasten o derrochen.
Desde un punto de vista ideal, la coordinación de sus trabajos se les presenta a los obreros como plan; prácticamente, como la autoridad del capitalista, como el poder de una voluntad ajena que somete su actividad a los fines perseguidos por ella.
Pero si, por su contenido, la dirección capitalista tiene dos filos, como los tiene el propio proceso de producción por él dirigido, los cuales son, de una parte, un proceso social de trabajo para la creación de un producto (pag.267) y de otra parte un proceso de valorización del capital, por su forma la dirección capitalista es una dirección despótica.
Al desarrollarse la cooperación en gran escala, este despotismo va presentando sus formas peculiares y características; primero, tan pronto como su capital alcanza un límite mínimo, a partir del cual comienza la verdadera producción capitalista, el patrono se exime de su trabajo manual; luego, confía la función de vigilar directa y constantemente a los obreros aislados y a los grupos de obreros a una categoría especial de obreros asalariados. Lo mismo que los ejércitos militares, el ejército obrero puesto bajo el mando del mismo capital, reclama toda una serie de jefes ( directores, gerentes, managers ) y oficiales ( inspectores, foremen, overlookers, capataces, contramaestres), que durante el proceso de trabajo llevan el mando en nombre del capital.
La labor de alta dirección y vigilancia va reduciéndose a su función específica y exclusiva.
El capitalista no es tal capitalista por ser director industrial, sino al revés: es director industrial por ser capitalista.
El alto mando sobre la industria se convierte en atributo del capital, como en la época feudal eran atributo de la propiedad territorial el alto mando en la guerra y el poder judicial. (pag.268)
Por consiguiente, la fuerza productiva desarrollada por el obrero como obrero social, es fuerza productiva del capital. Esta fuerza productiva social del trabajo se desarrolla gratuitamente tan pronto como los obreros se ven sujetos a determinadas condiciones, a que el capital los somete.
Y como la fuerza productiva social del trabajo no le cuesta nada al capital, ya que además, el obrero no la desarrolla antes de que su trabajo pertenezca al capitalista, parece a primera vista como si esa fuerza fuese una fuerza productiva inherente por  na-turaleza al capital, la fuerza productiva innata a éste.

La eficacia de la cooperación simple se acusa con rasgos colosales en las obras gigantescas de los antiguos asiáticos, egipcios, etruscos, etc. Para mover aquellas estatuas colosales y aquellas masas enormes, cuyo transporte causa asombro, se derrochaba trabajo humano, sin emplear apenas otro medio.
En la sociedad moderna, este poder de los reyes asiáticos y egipcios o de los teócratas etruscos pasa al capitalista, ya actúe como capitalista aislado o como capitalista colectivo, en forma de sociedad anónima.
La cooperación en el proceso de trabajo, que es la forma imperante en los comienzos de la civilización, en los pueblos cazadores, o en (pag.269)la agricultura de las comunidades indias se basa, de una parte, en la propiedad colectiva sobre las condiciones de producción y de otra parte en el hecho que el individuo no ha roto todavía el cordón umbilical que le une a  la comunidad o a la tribu, de la que forma parte como la abeja de la colmena. Ambas cosas distinguen este régimen del de la cooperación capitalista.
La forma capitalista presupone, por el contrario, desde el primer momento, la existencia de obreros libres y asalariados que venden su fuerza de trabajo al capital. Sin embargo, históricamente, esta forma se desarrolla por oposición a la economía agraria y al artesanado independiente, tenga o no éste forma gremial.
Y así como la fuerza productiva social del trabajo se presenta como fuerza productiva del capital, la cooperación aparece también como una forma específica del proceso capitalista de producción, que la distingue del proceso de producción de los obreros aislados o de los maestros artesanales independientes.
Es el primer cambio que experimenta el proceso efectivo de trabajo al ser absorbido por el capital. Este cambio se efectúa  de un modo elemental y espontáneo.
Su premisa, el empleo simultáneo de un número relativamente grande de obreros asalariados en el mismo proceso de trabajo, constituye el punto de arranque de la producción capitalista.
Históricamente, este momento coincide con el nacimiento del capital. Por tanto, si el régimen capitalista de producción se nos presenta, por una parte, como una necesidad histórica para la transformación del proceso de trabajo en un proceso social, de otra parte esta forma social del proceso de trabajo aparece como un método empleado por el capital para explotarlo con más provecho, intensificando su fuerza productiva.
En su forma simple, que es la que hasta aquí hemos venido estudiando, la cooperación coincide con la producción en gran escala, pero no constituye ninguna forma fija característica de una época especial en la historia del régimen capitalista de producción. (pag.270)
La cooperación simple sigue siendo la forma predominante en aquellas ramas de producción en las que el capital opera en gran escala, sin que intervenga de un modo considerable la división del trabajo ni la maquinaria.
La cooperación es la forma fundamental del régimen de producción capitalista, aunque en él su forma simple se presenta como forma especial, al lado de otras formas más complejas. (pag.271)