lunes, 7 de noviembre de 2011

Resumen Primer tomo, sección tercera, Capitulo 8 ( IV parte)

4.  Trabajo diario nocturno. El sistema de turnos.

El capital constante, es decir, los medios de producción, no tienen, considerados desde el punto de vista  del proceso de incrementación del capital, más finalidad que absorber trabajo, absorbiendo con cada gota de trabajo una cantidad proporcional de trabajo excedente. Mientras están inmóviles, su simple existencia implica una pérdida negativa para el capitalista, ya que durante el tiempo que permanecen inactivos representan un desembolso ocioso de este capital, y esta pérdida se convierte en positiva tan pronto como su paralización exige desembolsos adicionales para reanudar el trabajo.
Prolongando la jornada de trabajo por encima de los límites del día natural, hasta invadir la noche, no se consigue más que un paliativo, sólo se logra apagar un poco la sed vampiresca de sangre de trabajo vivo que siente el capital. Por eso es algo inmanente a la producción capitalista la ambición de absorber trabajo durante las 24 horas del día.
Pero, como esto es físicamente imposible estrujando día y noche sin interrupción las mismas fuerzas de trabajo, para vencer este obstáculo físico no queda más camino que relevar las fuerzas de trabajo devoradas durante el día y durante la noche, relevo que admite diferentes métodos, pudiendo por ejemplo organizarse de tal modo, que una parte del personal trabaje una semana de día y otra de noche, etc.
Como es sabido, este sistema de relevos o régimen de turnos era el aplicado durante el período juvenil y próspero de la industria algodonera inglesa, entre otras, y es también el que florece actualmente en las hilanderías de algodón del departamento de Moscú.
Como sistema, este proceso de producción de 24 horas diarias sólo impera hoy en muchas ramas industriales inglesas todavía libres, v.gr., en los altos hornos, forjas, talleres de laminación y otras manufacturas de metales de Inglaterra, Gales y Escocia. En estas industrias, el proceso de trabajo no sólo abarca las 24 horas de los 6 días de labor, sino también, en su mayor parte, las 24 horas del domingo. El personal obrero está formado por hombres y mujeres, adultos y niños de ambos sexos.(pag.200)
Así, por ejemplo, en las ramas industriales que mencionábamos más arriba, ramas fatigosísimas, la jornada oficial de trabajo de cada obrero asciende por lo regular a 12 horas, diurnas  o nocturnas. Pero  el trabajo  extraordinario después de cubierta esta jor-nada es, en muchos casos, para decirlo con las palabras del informe oficial inglés, algo verdaderamente espantoso (“truly fearful ”). “Es humanamente imposible – dice el citado informe – concebir la masa de trabajo ejecutado, según testigos presenciales, por muchachos de 9 a 12 años, sin llegar a la irresistible conclusión de que este abuso de poder de padres y patronos no debe seguir siendo tolerado”.(pag.201)

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