miércoles, 26 de octubre de 2011

Resumen Primer tomo, sección tercera, Capitulo 6.

CAPÍTULO VI

CAPITAL CONSTANTE Y CAPITAL VARIABLE


Los diversos factores entran en el proceso de trabajo no intervienen todos por igual en la formación del valor del producto.
El obrero añade al objeto sobre el que recae el trabajo nuevo valor, incorporándole una determinada cantidad de trabajo, cualquiera que el contenido concreto, el fin y el carácter técnico sean.
De otra parte, los valores de los medios de producción absorbidos reaparecen en el producto como partes integrantes de su valor; así, por ejemplo, los valores del algodón y los husos reaparecen en el valor del hilo. Por tanto, el valor de los medios de producción se conserva al transferirse al producto. Esta transferencia, se opera al transformarse los medios de producción en producto, es decir, durante el proceso de trabajo. Se opera por medio del trabajo. Pero ¿ cómo ?
El obrero no realiza un trabajo doble al mismo tiempo, de una parte para añadir valor al algodón por medio de su trabajo y de otra parte para conservar su valor anterior, o lo que es lo mismo, para transferir al producto, al hilo, el valor del algodón que fabrica y de los husos con los que lo elabora. Lo que hace es conservar el valor anterior por la simple adición de un valor nuevo. Pero, como la adición de nuevo valor al objeto sobre que trabaja y la conservación de los valores anteriores en el producto, son dos resultados perfectamente distintos que el obrero crea en el mismo tiempo, aunque sólo trabaje una vez durante él, es evidente que este doble resultado sólo puede explicarse por el doble carácter del trabajo mismo.
Durante el mismo tiempo, el trabajo, considerado en uno de sus aspectos, crea valor, a la par que, considerado en el otro aspecto conserva o transfiere un valor ya creado.
Ahora bien, ¿cómo incorpora el obrero tiempo de trabajo, y por tanto valor? Siempre única y exclusivamente bajo la forma de su trabajo productivo peculiar. El hilandero sólo incorpora tiempo de trabajo hilando, el tejedor tejiendo, el herrero forjando. Esta forma apta para un fin en que el obrero incorpora a una materia  trabajo en general, y por tanto nuevo valor, el hilar, el tejer, el forjar, convierte a los medios de producción, el algodón y los husos, el hilo y el telar, el hierro y el yunque, en elementos integrantes de un producto, de un nuevo valor de uso. La forma anterior de su valor de uso desaparece, pero es para incorporarse a una nueva forma de valor de uso.
Y, al analizar el proceso de creación de valor, veíamos que siempre que un valor de uso se consume racionalmente para producir un nuevo valor de uso, el tiempo de trabajo necesario es, por tanto, un tiempo de trabajo transferido de los medios de produc(pag.150)ción desgastados al nuevo producto.
Por tanto, el obrero no conserva los valores de los medios de producción desgastados, o lo que es lo mismo, no los transfiere como elementos de valor al producto, incorporándoles trabajo abstracto, sino por el carácter útil concreto, por la forma específica productiva del trabajo que incorpora.
Es su trabajo productivo racional, el hilar, el tejer, el forjar, el que con su simple contacto hace resucitar a los medios de producción de entre los muertos, les infunde vida como factores del proceso de trabajo y los combina, hasta formar con ellos productos.
Si el trabajo específico, productivo, del obrero no fuese hilar, no transformaría el algodón en hilo, ni por tanto transferiría a éste los valores del algodón y de los husos. Y si el obrero cambia de oficio y se hace carpintero, seguirá añadiendo valor a su material, con cada jornada de trabajo.
Lo que, por tanto, añade valor es su trabajo, pero no el trabajo del hilandero o del carpintero, sino el trabajo social, abstracto, general, y si este trabajo añade una determinada magnitud de valor, no es porque tenga un carácter útil específico, sino porque dura un determinado tiempo. 
Por tanto, en su aspecto abstracto, general,  considerado como aplicación de la fuerza humana de trabajo sin más, el trabajo del hilandero añade nuevo valor a los valores del algodón y de los husos, y en su aspecto concreto, específico, útil, enfocado como proceso de hilar, transfiere valor de estos medios de producción al producto, conservando así en éste su valor. Así se explica el doble carácter del resultado del trabajo obtenido durante el mismo tiempo.
La simple incorporación cuantitativa del trabajo añade nuevo valor; la calidad del trabajo incorporado conserva en el producto los valores que ya poseían los medios de producción.
Este doble efecto del mismo trabajo, proveniente de su doble carácter, se revela de un modo palpable en una serie de fenómenos.
Supongamos que un invento cualquiera permite al hilandero hilar en seis horas la misma cantidad de algodón para que antes necesitaba treinta y seis. Considerada como actividad útil encaminada a un fin, como actividad productiva, su trabajo sextuplica su potencia. Ahora, su producto es seis veces mayor: 36 libras de hilado en lugar de seis.
Pero estas  36 libras de hilado, sólo absorben el tiempo de trabajo que antes absorbían seis. Se les incorpora seis veces menos trabajo nuevo que con el método antiguo, y por tanto sólo se les añade una sexta parte del valor anterior. Mas, por otra parte, el nuevo producto, las 36 libras de hilado, siguen encerrando el valor sextuplicado del algodón. Las seis horas de trabajo del hilandero conservan y transfieren al producto un valor seis veces mayor de materia prima, a pesar que a esta materia prima se incorpora un valor nuevo seis veces menor.
Esto demuestra que el carácter del trabajo como conservador de valores durante el mismo proceso indivisible es sustancialmente distinto de su carácter como fuente de nuevo valor.
Cuanto mayor es el tiempo de trabajo necesario absorbido durante la operación de hilado por la misma cantidad de algodón, tanto( pag.151) mayor también el valor nuevo que al algodón se añade; en cambio, a medida que aumentan las libras de algodón que se hilan durante el mismo tiempo de trabajo, aumenta también el valor antiguo conservado en el producto.
Si las condiciones técnicas del proceso de hilado no se alteran, ni se opera tampoco ningún cambio de valor en los medios de producción, el hilandero seguirá consumiendo durante el mismo tiempo de trabajo cantidades iguales de materia prima y maquinaria por un valor igual. En este caso, el valor que conserve en el producto estará en razón directa al nuevo valor que añada.
Permaneciendo invariables las condiciones de producción dadas, el obrero conservará tanto más valor cuanto mayor valor incorpore, pero no conservará más valor porque incorpore más valor, sino porque lo incorpora bajo condiciones invariables e independientes de su propio trabajo.
Si prescindimos de la representación puramente simbólica de los signos de valor, el valor sólo existe encarnado en valores de uso, en objetos. ( El mismo hombre, considerado simplemente como encarnación de la fuerza de trabajo, es un objeto natural, un objeto material, aunque vivo y con conciencia propia, y el trabajo la manifestación material de aquella fuerza.) Por tanto, al perderse el valor de uso, se pierde también el valor encarnado en él.
Y para el valor es importantísimo existir en un valor de uso, pero le tiene sin cuidado, como demuestra la metamorfosis de la mercancía, el valor de uso que sea. De donde se sigue que, en el proceso de trabajo, el valor de los medios de producción  sólo se transfiere al producto en la medida en que los medios de producción pierden, al mismo tiempo que su valor de uso propio, su ( pag.152)  valor de cambio. Al producto sólo pasa el valor que los medios de producción pierden como tales medios de producción.
Y los factores materiales del proceso de trabajo no se comportan todos idénticamente al respecto.
El carbón que se quema en la máquina desaparece sin dejar rastro, al igual que el aceite con que se engrasan las bielas. Los colorantes y otras materias auxiliares desaparecen también, pero se manifiestan en las cualidades del producto. Las materias primas forman la sustancia del producto, aunque cambiando de forma. Materias primas y materias auxiliares pierden, por tanto, la forma independiente con que entran, como valores de uso en el proceso de trabajo.
No acontece así con los medios de trabajo en sentido estricto. Un instrumento, una máquina, un edificio fabril, un recipiente, etc., sólo prestan servicio en el proceso de trabajo mientras conservan su forma primitiva, y mañana vuelven a presentarse en el proceso de trabajo bajo la misma forma que tenían ayer. Conservan su forma independiente frente al producto lo mismo en vida, en el proceso de trabajo, que después de muertos. Los cadáveres de las máquinas, herramientas, edificios fabriles, etcétera no se confunden jamás con los productos que contribuyen a crear.
Si por ejemplo, una máquina de hilar tiene 10 años de vida, su valor total pasará al producto decenal durante un proceso de 10 años.
La experiencia enseña cuánto tiempo vive, en término medio, un medio de trabajo, v.gr. una máquina de determinada clase. Supongamos que el valor de uso de esta máquina, en el proceso de trabajo, no dura más que 6 días. Cada día de trabajo supondrá para ella, por término medio, la pérdida de 1/6 de su valor de uso, o lo que es lo mismo, cada día que trabaje transferirá al producto 1/6  de su valor. Así es como se calcula el desgaste de todos los medios de trabajo, v. gr. el valor de uso que diariamente pierden y el valor que, por tanto, transfieren diariamente al producto.
Esto demuestra palmariamente que un medio de producción no pueden jamás transferir al producto más valor que el que pierde en el proceso ( pag.153) de trabajo, al destruirse su propio valor de uso.
Si no tuviese valor alguno que perder, es decir, si él mismo no fuese, a su vez, producto del trabajo humano, no transferiría al producto ningún valor. Contribuiría a crear un valor de uso sin intervenir en la creación de un valor de cambio.
Tal es lo que acontece, en efecto, con todos los medios de producción que brinda la naturaleza sin que medie la mano del hombre: la tierra, el aire, el agua, el hierro nativo, la madera de una selva virgen, etc.
Otro interesante fenómeno se nos presenta aquí. Supongamos que una máquina valga 1000 libras esterlinas y tenga 1000 días de vida. Ello querrá decir que cada día que funcione transferirá a su producto diario 1/1000 de su valor. Pero, aunque su fuerza vital disminuya, la máquina seguirá actuando en conjunto en el proceso de trabajo.
Tenemos, pues, aquí un factor del proceso de trabajo, un medio de producción, que es totalmente absorbido por el proceso de trabajo, pero que sólo desaparece en parte en el proceso de valorización.
La diferencia existente entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización se refleja aquí en sus factores materiales, puesto que el mismo medio de producción, considerado como elemento del proceso de trabajo cuenta íntegramente, y en cuanto elemento del proceso de creación de valor sólo cuenta fragmentariamente en el mismo proceso de producción. 
Y puede también ocurrir lo contrario, es decir, que un medio de producción sea íntegramente absorbido por el proceso de valorización y sólo intervenga fragmentariamente en el proceso de trabajo. Supongamos que, al hilar el algodón, de cada 115 libras diarias haya 15 que no dan hilo, sino devil´s dust (desperdicio). A pesar de ello, si este desper-( pag.154)dicio del 15 por ciento es normal, inseparable de la elaboración media del algodón, el valor de las 15 libras de algodón perdidas se transfiere al valor del hilo, ni más ni menos que el valor de las 100 libras que forman su sustancia. Para fabricar 100 libras de hilo, no hay más remedio que sacrificar el valor de uso de las 15 libras de algodón que se desperdician. La pérdida de este algodón es una de tantas condiciones de producción del hilo. Por eso su valor se transfiere al de éste.
Y lo mismo ocurre con todos los excrementos del proceso de trabajo, a lo menos en la medida en que forman nuevos medios de producción, y por tanto nuevos valores de uso independientes. Así por ejemplo,  en las grandes fabricas de maquinaria de Manchester se ven montañas de hierro de desecho, removidas como virutas de madera por unas cuantas máquinas ciclópeas y transportadas por la noche, en grandes carros, de la fábrica a la fundición, para volver al día siguiente de la fundición a la fábrica convertidas en hierro fundido.
Los medios de producción sólo transfieren un valor a la nueva forma del producto en la medida en que, en el proceso de trabajo, pierden valor bajo la forma de su antiguo valor de uso. El máximo de pérdida de valor que en el proceso de trabajo pueden experimentar está limitado, evidentemente, por la magnitud primitiva de valor  con que entran en el proceso de trabajo o por el tiempo de trabajo necesario para su producción.
Por tanto, los medios de producción no pueden jamás añadir al producto más valor que el que ellos mismos poseen independientemente del proceso de trabajo al que sirven.
En el proceso de trabajo sólo actúa como valor de uso, como objeto dotado de ciertas propiedades útiles, y no transferiría al producto ningún valor si el mismo no hubiera tenido ninguno antes de incorporarse a este proceso. ( pag.155)
El obrero no puede incorporar nuevo trabajo, ni por tanto crear valor, sin conservar los valores ya creados;...y no puede incorporarlo bajo una forma útil sin convertir ciertos productos en medios de producción de otros nuevos, transfiriendo con ello a éstos su valor.
El conservar valor añadiendo valor es, pues, un don natural de la fuerza de trabajo puesta en acción, de la fuerza de trabajo viva, un don natural que al obrero no le cuesta nada y al capitalista le rinde mucho, pues supone para él la conservación del valor de su capital.
Mientras los negocios marchan bien, el capitalista está demasiado abstraído con la obtención de ganancias para parar mientes en este regalo del trabajo. Tienen que venir las interrupciones violentas del trabajo, las crisis, a ponérselo de manifiesto de un modo palpable.
Lo que se consume en los medios de producción es su valor de uso, cuyo consumo hace que el trabajo cree productos. Su valor no se consume realmente, ni puede, por tanto, reproducirse. Lo que hace es ( pag.156) conservarse, pero no porque sufra operación de ninguna clase en el proceso de trabajo, sino porque el valor de uso en que existía anteriormente desaparece para transformarse en otro distinto.
Por tanto, el valor de los medios de producción reaparece en el valor del producto, pero no se reproduce, hablando en términos estrictos. Lo que se produce es un nuevo valor de uso, en el que reaparece el valor de cambio anterior.
Otra cosa acontece con el factor subjetivo del proceso de trabajo, con la fuerza de trabajo puesta en acción. Mientras que por su forma útil, encaminada a un fin, el trabajo transfiere al producto el valor de los medios de producción y lo conserva, cada momento de su dinámica crea valor adicional, nuevo valor.
Supongamos que el proceso de producción se interrumpe en el punto en que el obrero produce un equivalente del valor de su fuerza propia de trabajo, en que, por ejemplo, después de seis horas de trabajo, crea un valor de 3 chelines. Este valor forma el remanente del valor del producto sobre la parte integrante que se debe al valor de los medios de producción. Es el único valor original que ha brotado dentro de este proceso, la única parte de valor del producto creada por el propio proceso. Claro está que este valor no hace más que reponer el dinero adelantado por el capitalista al comprar la fuerza de trabajo e invertido por el obrero en adquirir medios de vida.
En relación con los 3 chelines desembolsados, el nuevo valor de 3 chelines parece una simple reproducción. Pero es una reproducción  real y no aparente, como la del valor de los medios de producción. Aquí, la sustitución de un valor por otro se opera mediante una creación de un nuevo valor.
Sabemos, sin embargo, que el proceso de trabajo se remonta sobre el punto en que reproduce y añade al objeto sobre que recae un simple equivalente del valor de la fuerza de trabajo. En vez de las seis horas que bastan para eso, el proceso de trabajo dura, por ejemplo doce horas. Por tanto, la fuerza de trabajo puesta en acción no se limita a reproducir su propio valor, sino que produce un valor nuevo.
Esta plusvalía forma el remanente del valor del producto sobre el valor de los factores del pro-( pag.157)ducto consumidos, es decir, los medios de producción y la fuerza de trabajo.
Al exponer las diversas funciones que desempeñan en la formación del valor del producto los diversos factores del proceso de trabajo, lo que hemos hecho en realidad ha sido definir las funciones de las diversas partes integrantes del capital en su propio proceso de valorización. El remanente del valor total del producto sobre la suma de valor de sus elementos integrantes  es el remanente del capital valorizado sobre el valor primitivo del capital desembolsado.
Los medios de producción, de una parte, y de otra la fuerza de trabajo no son más que diversas modalidades de existencia que el valor originario del capital reviste al desnudarse de su forma de dinero para transformarse en los dos factores del proceso de trabajo.
Como vemos, la parte de capital que se invierte en medios de producción, es decir, materias primas, materias auxiliares e instrumentos de trabajo, no cambia de magnitud de valor en el proceso de producción. Teniendo esto en cuenta, le doy el nombre de parte constante del capital, o más concisamente, capital constante. 
En cambio, la parte de capital que se invierte en fuerza de trabajo cambia de valor en el proceso de producción. Además de reproducir su propia equivalencia, crea un remanente, la plusvalía, que puede también variar, siendo más grande o más pequeño. Esta parte del capital se convierte constantemente de magnitud constante en variable. Por eso le doy el nombre de parte variable del capital, o más concisamente, capital variable.
Las mismas partes integrantes del capital que desde el punto de vista del proceso de trabajo distinguíamos como factores objetivos y subjetivos, medios de producción y fuerza de trabajo, son las que desde el punto de vista del proceso de valorización  se distinguen en capital constante y capital variable.
El concepto del capital constante no excluye, ni mucho menos, la posibilidad de una revolución en el valor de los elementos que lo integran. 
Supongamos que la libra de algodón cuesta hoy 6 peniques y que mañana, a consecuencia de la mala cosecha, sube hasta un chelín ( En esa época, 1 chelín = 12 peniques, nota de AYB ). El algodón viejo que continúa elaborándose añade al  producto un valor de un chelín, a pesar de haberse comprado a razón de 6 peniques. Y lo mismo ocurre con el algodón ya elaborado, que puede incluso circular en el mercado convertido en hilo: añade también al producto el doble de su primitivo valor. Vemos, sin embargo, que estas alteraciones de valor son independientes de la valorización del algodón en el mismo proceso del hilado. El algodón viejo podría revenderse a  1 chelín en vez de a 6 peniques, aún sin necesidad de que el proceso de trabajo se hubiese iniciado siquiera. Más aún; cuanto menos procesos de trabajo haya recorrido, tanto más seguro será este resultado. Por eso, ante estas revoluciones de valor, es una ley de la especulación especular sobre las materias primas lo más en bruto posible, sobre hilo mejor que sobre telas, y sobre algodón mejor que hilo. Aquí, el cambio de valor brota en (pag.158) el proceso que produce el algodón, pero no en el proceso en que éste funciona como medio de producción, y por tanto como capital constante.
Cierto es que el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo contenido en ella, pero, a su vez, esta cantidad está socialmente determinada. Si varía el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción – la misma cantidad de algodón, por ejemplo, representa una cantidad mayor o menor de trabajo, según la buena o mala cosecha – este cambio repercute sobre las viejas mercancías, consideradas siempre como ejemplares sueltos de su género y cuyo valor se mide en todo momento por el trabajo socialmente necesario; sin que por tanto puedan perderse nunca de vista al determinar éste, las condiciones sociales del momento.
Al igual que ocurre con el valor de las materias primas, también el valor de los medios de trabajo, maquinaria, etc., empleados en el proceso de producción, puede cambiar, cambiando también, por tanto, la parte de valor que transfieren al producto. Así por ejemplo, si, gracias, a un nuevo invento, se llega a reproducir con menor costo maquinaria de la misma clase, la maquinaria antigua resultará más o menos depreciada y transferirá, por tanto, al producto una parte relativamente más pequeña de valor.
Pero aquí, el cambio de valor brota también al margen del proceso de producción en que la máquina funciona como medio productivo. Dentro de este proceso, la máquina jamás  puede transferir más valor que el que ella misma posee independientemente de él.
Y del mismo modo que los cambios sobrevenidos en el valor de los medios de producción, aunque puedan repercutir cuando se dan después de incorporarse al proceso de trabajo, no hacen cambiar su carácter de capital constante, los cambios que puedan surgir en cuanto a la proporción entre capital constante y capital variable, no alteran tampoco su diferencia fundamental.
Puede ocurrir, por ejemplo, que las condiciones técnicas del proceso de trabajo se transformen tan radicalmente, que donde antes hacían falta 10 obreros, manejando 10 instrumentos de escaso valor para elaborar una masa relativamente pequeña de materia prima, ahora un solo obrero, pertrechado con una maquina cara, elabore cien veces más material.
En este ejemplo, el capital constante, o sea la masa de valor de los medios de producción empleados, crece extraordinariamente, mientras disminuye también en proporciones extraordinarias la parte variable del capital, la invertida en fuerza de trabajo. Sin embargo, este cambio solo viene a alterar la proporción de magnitudes entre el capital constante y el variable, la proporción en que el capital total se distribuye en capital constante y en capital variable, pero sin hacer cambiar en lo más mínimo la diferencia entre los dos factores. (pag.159)

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